L1: se refiere a la lengua materna o lengua nativa de los niños y niñas la que reciben de forma ambiental, en su entorno más cercano.
L2: se refiere a la segunda lengua o lengua extranjera que aprenden o adquieren los niños y niñas.
El término lengua meta se utiliza para referirse a la lengua que constituye el objeto de aprendizaje, sea en un contexto formal de aprendizaje o en uno natural. El término engloba los conceptos de lengua extranjera (LE) y de lengua segunda (L2),
Algunos investigadores han señalado la pubertad como momento crítico a partir del cual el aprendizaje de la L2 resulta muy difícil debido a la pérdida de plasticidad del cerebro que impide la adquisición de estructuras lingüísticas de una manera innata. Por tanto, los expertos aconsejan aprender la lengua meta durante ese periodo favorable, pues nos conduce a la adquisición natural y casi nativa de la L2. Cuanto antes comience el proceso de adquisición, mejores serán los resultados, pero es importante también elegir el momento adecuado para no interferir en el desarrollo de la L1 del niño. Es aconsejable empezar a aprender la L2 una vez que el niño ha adquirido un dominio eficiente de la L1 y eso suele ocurrir a los tres años de edad.
De hecho, tanto la lengua materna como la segunda lengua son adquiridas o aprendidas en situaciones particulares y concretas de comunicación, en las que se ofrece al niño o al aprendiz la oportunidad, primero, de escuchar y entender y, después, de producir sonidos con una intención puramente comunicativa.
El primer paso para comprender el proceso de adquisición de la segunda lengua en los niños, lo cual es muy útil para profesores de lenguas extranjeras, es comprender el proceso de adquisición de la primera lengua (L1) o lengua materna.
Hay muchos aspectos en común entre el aprendizaje de la primera lengua en un entorno natural y el aprendizaje de la segunda lengua en el aula. Algunos de estos aspectos están basados en los procesos de aprendizaje de la L1 que se aplican a la enseñanza de la L2 en el aula, con la creencia de que si ciertos comportamientos o estrategias funcionaron en el primer caso, debemos aplicarlos en la enseñanza de la L2 para conseguir cierto éxito con nuestros estudiantes. Sin embargo, a pesar de las similitudes también hay diferencias obvias entre el aprendizaje de la lengua materna y el de una segunda lengua o lengua extranjera en el aula. Las condiciones y el ambiente que afectan al aprendizaje son diferentes en uno y otro caso, y por lo tanto, los resultados también serán distintos.
En el caso de la primera lengua el aprendizaje es inconsciente y espontáneo, mientras que en el caso de la segunda lengua el aprendizaje se lleva a cabo a través de la instrucción, entendida como una planificación del aprendizaje y la enseñanza, con una metodología concreta y con ejercicios y actividades específicos para conseguir determinados objetivos:
En cuanto al contexto, también tenemos que decir que existen diferencias significativas entre la adquisición de la L1 y el aprendizaje de la L2 en relación a la cantidad y a la calidad del input que reciben los alumnos. Cuando aprendemos nuestra lengua materna experimentamos una inmersión lingüística completa, el sujeto puede interactuar con su entorno, produciendo así una adquisición adecuada de la lengua. Por otro lado, aprender una lengua exclusivamente en el aula presenta muchas limitaciones, lo que conlleva unos determinados resultados en la adquisición de la segunda lengua. Sin embargo, esto no quiere decir que la exposición de los alumnos a la L2 en el aula no sea beneficioso.
Pero no todos los contextos educativos son iguales. Existen colegios en los que la segunda lengua se enseña en un contexto de inmersión lingüística donde podemos ver resultados más satisfactorios. En estos casos las diferentes asignaturas se enseñan a través de la lengua meta, por lo que la cantidad y la calidad del input aumentan significativamente tanto en número de horas de exposición, como en la metodología utilizada:
- Más interacción alumno-profesor.
- Más oportunidades de interacción significativa entre los alumnos.
- Menos apoyo en la comunicación no verbal.
- Más corrección explícita.
Consecuentemente, los resultados en la competencia de la segunda lengua serán de mayor magnitud. Por lo tanto, los estudiantes que han pasado por un programa de inmersión tienen más oportunidades de adquirir un alto nivel de la segunda lengua.
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